Crisis ambiental incrementará -en un futuro cercano- la migración en todo el mundo

 

  • El gobierno mexicano debe fortalecer su política migratoria a fin de acoger, con protocolos y redes institucionales adecuadas, a nuestros hermanos centro y sudamericanos  

  • Tan sólo en 2012, 32 millones de personas en todo el mundo tuvieron que abandonar sus hogares a causa de los desastres naturales: Foresight (UK)

 

Por Antena Radio / 3a. Edición  / Sección Medio Ambiente, ¿Qué puedo hacer yo?, con Francisco Calderón Córdova / IMER - Horizonte 107.9 FM, - 1220 AM y - Radio México Internacional (a todo el mundo) / Ciudad de México /  22 de octubre de 2018.

 

Este fin de semana, con la movilización de miles de personas provenientes de San Pedro Sula, Honduras, hasta la frontera mexicana en el estado de Chiapas, ha quedado en evidencia un flanco que no tenemos cubierto y que debemos fortalecer para instrumentar medidas para la adaptación al cambio climático. 

Si bien en esta ocasión nuestros hermanos centroamericanos vinieron buscando refugio a nuestro país motivados por las difíciles condiciones de pobreza y de violencia que enfrentan (particularmente en Honduras), ésta no será –desde mi perspectiva- la última ocasión en que suceda ni el único motivo por el que México debiera dar refugio a personas enfrentadas a situaciones de vida o muerte.

 

 

Las emergencias climáticas –cada día más recurrentes en todo el planeta- están siendo ya motivo de migraciones humanas entre regiones o entre territorios de naciones distintas. Probablemente, los casos más visibles son los que acontecen en los países africanos o del Medio Oriente azotados desde ya hace más de una década por la sequía (y donde, para el 2060, se espera sean del orden de 192 millones de personas las que emigren a otras tierras); o también el caso de Haití, donde la terrible deforestación que han hecho de su territorio ha dejado a la población completamente vulnerable frente a la sequía, los huracanes y las inundaciones, obligando la migración de miles de personas no sólo a la vecina República Dominicana, sino incluso a países tan alejados como Chile o México. En el ámbito regional, el caso del Lago Aral, en Rusia, es emblemático; ahí, los pescadores han migrado a otros sitios debido a la desaparición de peces consecuencia de la alteración de las temperaturas en la región.

El término “migrantes ambientales” se ha venido utilizando –desde inicios del actual siglo- para referirse a las personas que deben dejar sus tierras por causa del deterioro que han sufrido por el cambio climático y, por tanto, cuando éstas dejan de ser fuente de recursos para su supervivencia. Ya en el 2007, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reconoció oficialmente que el cambio climático es un detonante de la migración y que este hecho debe ser considerado en la elaboración de políticas públicas en todo el orbe.

En este sentido –sugiere la OIM-, es necesario el establecimiento de instrumentos de política exterior bilateral y multilateral para proteger a los migrantes; por ejemplo, permitiendo que éstos sean acogidos temporalmente por un país vecino después de un desastre natural, con protocolos y redes institucionales bien establecidas. Es muy sintomático que en las estrategias nacionales para adaptarse al cambio climático, prácticamente ninguna nación tiene incorporadas consideraciones relacionadas con la muy posible migración de personas con motivo del cambio climático (y esto, a pesar de que la experiencia revela que la migración exacerba los conflictos políticos, sociales, económicos y ambientales internos de cualquier región o país).

 

 

De acuerdo con la organización Foresight, del Reino Unido, cada año más de 520 millones de personas que habitan en zona costeras están ya en riesgo de sufrir inundaciones y otros 120 millones se ven amenazadas por los ciclones. En el 2012, señala Foresight, 32 millones de personas en todo el mundo tuvieron que abandonar sus hogares a causa de los desastres naturales, hoy intensificados por el calentamiento de la atmósfera.

En fin, de frente a los escenarios que ya perfila el cambio climático en todo el mundo, es perfectamente previsible que las migraciones (de poblaciones humanas y no humanas) tenderán a intensificarse en los años por venir. Por lo mismo, es urgente que nuestro país desarrolle e implemente una política migratoria acorde con los tiempos que vivimos y no responder solamente a los retrógradas criterios migratorios de nuestro vecino del norte (lo que nos reafirmaría como su traspatio y no como una nación soberana y, sobre todo, comprometida con nuestros hermanos del sur).

Los hechos de este fin de semana, aunque no motivados por una emergencia climática, desnudan la ausencia de una política pública integral y la urgencia de que el tema migratorio sea replanteado con seriedad e incorporado, con decisión y fuerza, en las estrategias nacionales de frente a eventuales realidades –como lo es ya el cambio climático- que inevitablemente enfrentará nuestro país.

 


Diversidad Ambiental ©, es una publicación virtual de Paco Calderón