Como fue establecido desde hace 46 años por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, mañana -5 de junio- se
conmemorará el Día Mundial del Medio Ambiente.
Año con año, esta efeméride busca hacer conciencia y llamar
a la acción a la comunidad internacional sobre aquellos
problemas que están afectando a nuestro planeta y a la
calidad de vida no sólo del ser humano, sino de todos los
seres vivos que le compartimos.
Este año -2018-, la ONU nos convoca a unirnos para combatir
la contaminación por plásticos desechables bajo el lema y el
hashtag “Un Planeta #SinContaminación por plásticos”;
este año, el centro de las celebraciones estará en La India
y, en América Latina, en Perú.
No hay duda de que el uso del plástico ha aportado enormes
beneficios a la humanidad ni de que muchos de los avances
tecnológicos y del confort actual son atribuibles al uso de
los plásticos.
Están por todas partes: en los servicios eléctricos como
aislantes; en el suministro de agua como tubería o tanques
de almacenamiento; en la medicina como materiales
quirúrgicos, de curación y hasta prótesis; también como
componentes básicos en dispositivos de computación y de
comunicación; y, en fin, en un sinnúmero de bienes y
servicios que nos brindan niveles de bienestar y de libertad
antes inimaginables.
Sin embargo -y sobre esto es que la ONU llama nuestra
atención este año-, los plásticos desechables, esos que
usamos en una sola ocasión y luego los tiramos a la basura,
equivalen a la mitad de todos los plásticos que usamos en el
planeta y su mal uso está contaminando y destruyendo al
medio ambiente del que depende la vida.
Las cifras sobre las que nos invita a reflexionar el Día
Mundial del Medio Ambiente son reveladoras: cada año, en
todo el mundo se utilizan más de 500 mil millones de
bolsas de plástico (esas, como las que nos dan en el
súper mercado para llevar nuestras compras o con las que se
envuelven distintos productos, y que -una vez cumplida su
función- tiramos a la basura).
También cada año, al menos 8 millones de toneladas de
plástico terminan en los océanos del planeta, lo que
equivale a descargar un camión de basura cada minuto.
Y lejos de ser un problema sobre el que estemos tomando ya
medidas, hay que decir que en los últimos diez años se ha
producido en el planeta muchísimo más plástico de lo que se
fabricó durante todo el siglo XX (y la mitad de éste es
plástico desechable).
Gracias a la desconfianza que persiste sobre la calidad del
agua a la que tenemos acceso a través de los sistemas
públicos de distribución, en la actualidad, cada minuto se
está comprando un millón de botellas de plástico en todo el
mundo. Uno de cada diez kilos de los residuos que generamos,
es material plástico de un solo uso.
Este año, el llamado de la ONU con la conmemoración del Día
Mundial del Medio Ambiente está dirigido a los gobiernos, a
la industria, a las comunidades y a las personas en general,
para que todos nos unamos a un gran esfuerzo por reducir de
manera urgente la producción y el uso excesivo de plásticos
desechables.
Recientemente, algunos gobiernos nacionales y locales -como
el de España o, en México, el de Querétaro- se han sumado a
una cada vez mayor lista de países y ciudades donde ha sido
suspendida la distribución gratuita de las bolsas de
plástico en supermercados. Se trata de una medida que,
ciertamente, ha encontrado dificultades y en muchas
ocasiones postergación en su implementación, pero que apunta
en la dirección correcta a fin de evitar las externalidades
ambientales que hoy están alertando al mundo.
En el plano personal, hay muchas acciones que cada uno de
nosotros puede contemplar y que, sumadas a las de millones
de personas más, impactarán de manera positiva en el medio
ambiente.
Procuremos darles más de un solo uso a los plásticos que
consumimos y, si esto no es posible, rechacemos entonces
adquirirlos; coloquemos siempre nuestros residuos plásticos
en los contenedores de la basura inorgánica y no los tiremos
en calles, bosques o playas; llevemos a la tienda una bolsa
o canasta reutilizable, y rechacemos el uso de bolsas de
plástico; y, sobre todo, entendamos que si bien los
plásticos son grandes aliados de nuestro bienestar, su uso
irresponsable es potencialmente una enorme amenaza para
nuestra salud y la del planeta. ▄