Líderes del G7 reafirman compromiso
con Acuerdos de París; Trump pone en duda apoyo de EE.UU.
Por Antena Radio / 3a. Edición / Sección
Medio Ambiente, ¿Qué puedo hacer yo?, con Francisco Calderón Córdova / IMER - Horizonte 107.9 FM, - 1220 AM y - Radio México Internacional (a todo el mundo)
/ Ciudad de México / 29 de
mayo de 2017.
El acontecer noticioso del pasado fin de semana, tanto en los
medios tradicionales de comunicación como a través las redes
sociales, estuvo inundado de notas relacionadas con la reunión
de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en
Bruselas, y, particularmente, sobre la cumbre del Grupo de los
Siete (G7), en Taormina, Italia.
El acento mediático se puso, desde luego, en los groseros
desplantes, la arrogancia y la sed de protagonismo del
presidente de los Estados Unidos, y -en el caso del G7- sobre la
impecable diplomacia, inteligencia y compromiso común de los
mandatarios europeos, canadiense y japonés.
La nota en distintos medios ha sido el fracaso de esta cumbre
provocado por la falta de acuerdos con la administración de
Donald Trump, quien acudió a esta cita sólo para reiterar su
inamovible posición respecto de los principales temas abordados
allá.
En materia comercial, prevaleció la línea proteccionista por la
que los EE.UU. ha decidido conducir a su economía; en cuanto a
migración, el mundo fue espectador de la misma intransigencia de
Trump, posición que, a los ojos de muchos, raya incluso en la
xenofobia; y en materia de medio ambiente y cambio climático, la
posición del gobierno norteamericano no se movió ni un ápice de
la postura que niega a los hechos científicos y que ve a las
medidas de mitigación y de adaptación al cambio climático como
potenciales desventajas para su propia economía.
A pesar de la presión que, desde un primer momento, ejercieron
sobre Trump los líderes del G7 para convencerle de mantener su
apoyo a los Acuerdos de París, éste sólo reiteró su discurso de
que hará lo que resulte mejor para la economía de los Estados
Unidos (lo que supone, entre otras acciones, reimpulsar a la
perniciosa industria del carbón para generar nuevos empleos, así
como facilitar al máximo las cosas a las grandes empresas
petroleras de su país).
Recordemos que, hace apenas unos días y en reuniones públicas
con empresarios petroleros, Trump hizo la promesa de trabajar
para lograr la cancelación de los Acuerdos de París sobre cambio
climático.

De acuerdo con el New York Times, esta posición del
presidente norteamericano es impulsada por su principal
estratega en la Casa Blanca, el señor Stephen Bannon, y por el
hoy director de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el
señor Scott Pruitt.
Probablemente, la promesa de Trump a los líderes del G7 de
analizar su apoyo a los Acuerdos de París esté motivada por
otros personajes igualmente influyentes en el tablero político:
el secretario de Estado, Rex Tillerson; su hija, Ivanka Trump; y
su yerno, Jared Kushner, quienes han aconsejado al presidente
permanecer en la mesa de los Acuerdos de París.
Incluso, algunos republicanos expertos en política exterior ven
la salida de los EEUU de este acuerdo como una potencial
complicación.
Pero recordemos que no sólo el resto de los países del G7, sino
un total de 196 naciones del mundo han sumado su voto y
manifestado su voluntad de abonar a los Acuerdos de París para
combatir al cambio climático; incluso hace tres semanas, cuando
el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, ganaba las
elecciones, el líder chino, Xi Jinping, le llamó para reiterarle
la adhesión de su nación a los Acuerdos de París y su voluntad
de proteger los logros de la gobernanza global.

Al día de hoy, no sabemos si la posición de los Estados Unidos
continuará siendo la misma y si podrá más la ignorancia y la
sinrazón que el sentido común y la evidencia científica; sin
embargo, creo que la cumbre del G7 ha sido un gran éxito en lo
que respecta a la lucha en contra del cambio climático, porque
ha mostrado al mundo que existen dos opciones por las cuales
optar y cuál es el resultado de cada opción.
Creo que lo que también debe preocuparnos a todos, es que las
naciones con mayor riqueza natural y biológica del mundo
(prácticamente todas ubicadas en el hemisferio sur) seguimos
estando marginadas de este tipo de mecanismos de negociación en
donde se decide el rumbo del planeta.
Sí, la mayoría de los países poderosos están reconociendo que la
conservación de la naturaleza es un componente esencial para una
economía sana y le están incorporando como un elemento de peso
para sus cálculos; sin embargo, el restante 97% de los
habitantes del mundo no estamos siendo incorporados plenamente a
la elección del modelo de desarrollo que eventualmente se
instaurará ni acordando cómo habrán de ser distribuidos los
beneficios de éste.
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