Gendarmería Ambiental deberá incorporar a su gestión instrumentos de participación social

 

  • El combate a quienes operan al margen de la ley y devastan al capital natural del país, debe ser respaldado por sectores sociales locales y regionales
     

  • Positivo el convenio entre Semarnat y la Comisión Nacional de Seguridad; lamentable que la Profepa no tenga suficiente capacidad de procurar la observancia y cumplimiento de la ley  

 

Por Antena Radio / 3a. Edición  / Sección Medio Ambiente, ¿Qué puedo hacer yo?, con Francisco Calderón Córdova / IMER - Horizonte 107.9 FM, - 1220 AM y - Radio México Internacional (a todo el mundo) / Ciudad de México /  18 de abril de 2016.

 

El jueves pasado, el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y el de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), firmaron un Convenio de Colaboración para la creación de la “Gendarmería Ambiental”. Se trata de la formación de un cuerpo especial de seguridad enfocado a la prevención de delitos y faltas administrativas en materia de protección al medio ambiente, las que ocurren –cada vez con más frecuencia e impunidad- en las 177 áreas naturales protegidas del territorio nacional, así como en otros espacios de valor ambiental (como parques nacionales, reservas de la biosfera y cuerpos de agua del país).

 

 

Este destacamento policiaco –de acuerdo con las autoridades- sería de aproximadamente 300 efectivos distribuidos en zonas estratégicas y su finalidad será la de garantizar la seguridad de los visitantes, combatir actividades como la tala ilegal, los cambios de uso de suelo, la caza furtiva y el tráfico de especies de flora y fauna, entre otras conductas de delincuencia común.  

En los días por venir, la autoridad ambiental federal y las de Seguridad Nacional habrán de precisar los alcances de este convenio y las bases sobre las que se dará el trabajo coordinado; esto, según se dijo, habrá de involucrar también a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y a la Comisión Nacional del Agua (en mi opinión, la Comisión Nacional Forestal debiera ser también incorporada al acuerdo). 

Como conocedor del sector medio ambiente, son varios los sentimientos que me produce el anuncio de la creación de una “gendarmería ambiental”; primero, alivio, sí, porque finalmente se buscará combatir a las actividades que están devastando a las áreas naturales protegidas del país (pienso en los imparables cambios de uso del suelo en la Selva Lacandona y en los Chimalapas, o en las extensas regiones forestales de Michoacán y de Guerrero que están siendo destruidas por quienes operan al margen de la ley). Pero, por otro lado, también siento una enorme frustración por la evidente incapacidad de una institución tan noble como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) de frente al saqueo que, en numerosas regiones del país, ciudadanos sin escrúpulos e incluso el crimen organizado están llevando a cabo sobre el capital natural de todos los mexicanos.

 

 

Sumar a las corporaciones de seguridad nacional –a las fuerzas policiacas, pues- a las tareas de vigilancia y salvaguarda de nuestra biodiversidad, de los bosques, selvas y fuentes estratégicas de agua, en mi opinión debilita notablemente a la fuerza de la concertación social y de las decisiones tomadas desde los órganos de participación ciudadana que, desde sus inicios, caracterizaron al sector medio ambiente de la administración pública federal. 

Quiero pensar que en las acciones que realice esta Gendarmería Ambiental en cualquier área natural protegida o cuenca estratégica del país, será tomada en consideración la opinión y el sentir de las comunidades involucradas (muchas de ellas incluso con voz en el seno de los Consejos Consultivos para el Desarrollo Sustentable de la Semarnat). 

Me parece imprescindible que en el diseño que se haga de esta nueva estrategia de seguridad –que deberá comenzar a operar, a más tardar, en el mes de diciembre próximo- sean considerados no sólo los necesarios protocolos de actuación para combatir y castigar a quienes atentan en contra de nuestra riqueza natural; sino también, y de manera permanente, tendrían que ser observados los mecanismos de participación ciudadana y de colaboración con los gobiernos y los sectores sociales regionales y locales involucrados en la gestión ambiental. 

Celebro esta decisión del Ejecutivo Federal de elevar a la categoría de “seguridad nacional” el cuidado y la preservación de nuestras áreas de valor ambiental y de los recursos naturales estratégicos; pero quiero señalar también que no podemos seguir postergando un fortalecimiento real y decidido -y no el desmantelamiento, como ha parecido ser el caso- de las autoridades ambientales del país en todos sus órdenes territoriales.

Si algo ha dado impulso y prevalencia a la política ambiental, no sólo en México sino en todo el mundo, esto ha sido la vigorosa participación ciudadana y la certeza indeclinable de que a ésta le corresponden las mejores causas.

 

Diversidad Ambiental ©, es una publicación virtual de Paco Calderón